La mezcla de arquitectura y decoración de principios de siglo (el aparador de los postres, candelabros, las vajillas con el sello de la casa...) con muebles vintage, cubiertos de plata desparejos, Wine Bar, Cócteles, Jazz y cocina a la vista, se convierte allí en una reinterpretación audaz, exquisita y absolutamente moderna de las tradiciones.
Las espectaculares lámparas proporcionan una luz efectista y teatral pero sin restar un ápice de calidez al lugar. Es increíble cómo en espacios tan grandes el gran Lázaro consigue atmósferas tan elegantes y envolventes.
1La cocina a la vista siempre es un plus y está a la altura del establecimiento. Dirigida por dos jóvenes cocineros procedentes de un afamado slowfood americano, la carta de esta cocina de mercado es tan original como apetecible: Burrata con calabaza ecológica del Prat y almendras, Ensalada de remolacha de Girona, aguacate y cítricos o Chirlas con vino de Rioja, chistorra y allioli son algunas de las propuestas para empezar...
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El plato llegó impecable pero no dio tiempo a hacer la foto..! |
Y de los segundos, el Solomillo hecho en la parrilla con puré de apionabo y calçots consiguió el reconocimiento de los amigos- incluídos los argentinos- con los que cenamos.
Al acabar, ni nos movimos: hubo Gin Tonics preparados con mimo por el barman italiano para todos y terminamos allí la noche en una larga y agradable sobremesa.
Los propietarios del Toto, Rafael Campos y Roni Stern son los ideólogos de este nuevo espacio, fruto de sus viajes en busca de inspiración y creadores, también, de las exclusivas Panaderías Crustó, así que no queda duda de la calidad del pan...
Wine Bar con cerca de doscientas referencias en donde tomar un aperitivo después del trabajo, acabar comiendo o cenando allí slowfood y no querer ni pensar en moverte para tomar una copa o un cóctel... recién estrenado en Barcelona, parece que el Toto tiene la receta para convertirse en visita obligada de la ciudad!
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